Pacto por la inversión y el empleo

El foro del Acuerdo Nacional decidió ayer promover un pacto por la inversión y el empleo digno. Asumió, así, la propuesta que hicieran el fin de semana importantes representantes del sector empresarial. Consideramos adecuado el planteamiento y nos hacemos eco de él. Las razones son, a nuestro juicio, muy claras y las expondremos a continuación.

Si en verdad deseamos avanzar por la ruta del desarrollo, tenemos que actuar de modo consecuente con lo que afirmamos, y ello significa que cada uno debe colaborar para que el país progrese y no poner piedras en el camino. A los políticos de todas las tendencias les compete ayudar a crear un clima favorable a las inversiones, para ello es necesario aprobar leyes que contribuyan a generar el mencionado clima positivo y evitar la tentación del populismo; además de esto, corresponde a la clase política dejar de lado las querellas menudas, los dimes y diretes que generan ruido político, y dar énfasis a la concertación de puntos de vista.

Los empresarios han de contribuir haciendo lo suyo, es decir, invertir e impulsar sus empresas con el fin de generar empleo, respetando los derechos de los trabajadores; a los dirigentes laborales les toca defender los derechos de sus afiliados, sin plantear demandas exageradas e imposibles de cumplir, para, de modo constructivo, respaldar el crecimiento de la economía, lo que redundará en más empleos y una posterior elevación real de los salarios.

Frente a esta situación, los medios de comunicación tenemos también la responsabilidad de crear un clima favorable al progreso económico del país. En ese sentido, nuestra contribución es dar prioridad a las cuestiones verdaderamente importantes y no perdernos en la “política de cantina”, a la que aludió, con acierto, el ex presidente Alan García.

Al respecto, hemos de observar con detenimiento a nuestros exitosos vecinos del Sur, quienes, tras la caída de la dictadura, supieron mantener la gobernabilidad democrática y la sensatez económica, con los resultados que ya conocemos. En consecuencia, debemos dejarnos de juegos políticos absurdos, en los que lo pequeño y trivial se coloca en el centro de la agenda política desplazando a las cuestiones medulares.

Si nos comportamos de modo sensato, recogeremos los frutos durante las décadas siguientes; no debemos desperdiciar otra oportunidad histórica.

Fuente: El Peruano – EDITORIAL
Fecha: Miércoles 11 de agosto de 2004

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